lunes, 4 de marzo de 2013

EN ESE ENTONCES

No hay comentarios:

En ese entonces éramos niños con un primer amor en nuestras manos, y con amor en nuestros inocentes corazones. El amor todo lo cree, la inocencia de un niño todo lo cree.

En ese entonces visitaba tierras lejanas; el trayecto en que más millas he acumulado en mi corta vida, en ese entonces probamos nuestra relación a larga distancia.

Yo en una azotea helada de Bogotá, amándote gozoso y cálido como siempre, aunque con un llanto apenas audible dentro de mí, intermedios unos dos días sin comunicarnos.

Ella en Cartagena gozando del calor que yo añoraba, amándome con coraje pues no pensaba que alguna vez se iba a enamorar.

Hablamos bastante tiempo, nos pusimos al día… hacia el frio suficiente para soportar al aire libre allá arriba, me imagino que ella ya se había colocado adyacente al respectivo abanico que la mantuviera fresca allá abajo.

Hoy comprendo lo jóvenes que éramos, y la evidente dirección que tenían los responsables por nosotros en ese entonces. 

La conversación aclaro un punto suspensivo que ambos no esperábamos, con todo el amor del mundo me dijo: “nos vamos a mudar, y no creo que regresemos a Cartagena, nos mudamos para no volver” (parafraseo) el lugar dejo de ser  lo soportablemente frio para mí, la hipotermia sería inminente, no recuerdo como acabo la conversación, pero sé que fue desesperanzador y rápido. Como debía manejar algo así, claramente no sabía cómo, lo creí rotundo porque ella lo planteo rotundo, no tenía planes frente a algo así, no tenía las palabras para mantenerme en pie, no hallaba la esperanza ni el ánimo para decirle podremos con esto…
En ese entonces éramos niños con un primer amor en nuestras manos, y con amor en nuestros inocentes corazones. El amor todo lo cree, la inocencia de un niño todo lo cree.

En ese entonces llegamos a un común acuerdo, y posteriormente pactamos una fecha para empezar a desvanecer la relación…

EN ESE ENTONCES

No hay comentarios:

La primera vez que te llore en ese entonces, no me dolía nada, ni existía un problema, además no sabíamos cómo lastimarnos; en ese entonces estábamos dopados de amor, enamorados de verdad. 

La primera vez que te llore nuestra relación estaba en su mejor momento; el espacio tiempo se acomodaba a mediados de Diciembre, en locaciones aledañas, entre nuestros distantes hogares, terreno neutro, ni muy cerca de ti ni muy cerca de mí; el ángel de nuestra relación, nuestra admiradora número uno, estaba allí sonrojada y empalagada por el derroche de dulzura que siempre hemos manejado.

La primera vez que te llore, compartió leyenda con el beso, fue el beso porque lo dijo todo aunque nos enteráramos posteriormente de que sería nuestro último beso… la despedida transcurrió a paso continental, no quería soltar tu mano, y tú me sujetabas más fuerte; nos gritábamos tantas cosas con una fija mirada, pero entendimos que debíamos bifurcar en ese entonces.

En ese entonces partía a un viaje largo y variado, extraño para mi cotidianidad… En ese entonces tú te asentabas en una residencia por periodo extendido, extraño para tu cotidianidad…
Justo cuando mis ojos no alcanzaban a verte, unos 10 minutos después de despedirnos, decidí irme o más bien mi cuerpo se descongelo, tras el beso, tu mirada y nuestras manos deslizándose, caía el crepúsculo, la escena.

Camine meditabundo hasta la casa de unas amigas, antes acostumbrábamos reunirnos solo porque sí.
La primera vez que te llore en ese entonces, me senté entre ellos, pero no estaba con ellos, absorto en la maldita música de esas fechas, y mi racional atención a su lírica  solo podía pensar en ti, y decirme no me quiero ir de viaje… algo simplemente me sabia mal, te estaba amando con toda mi vida, en ese entonces, te podía amar una eternidad en ese entonces… pero así como algo en mi dijo voy a por ello, y fuimos el uno para el otro, algo en mi te lloro, la primera vez que te llore.