lunes, 4 de marzo de 2013

EN ESE ENTONCES


La primera vez que te llore en ese entonces, no me dolía nada, ni existía un problema, además no sabíamos cómo lastimarnos; en ese entonces estábamos dopados de amor, enamorados de verdad. 

La primera vez que te llore nuestra relación estaba en su mejor momento; el espacio tiempo se acomodaba a mediados de Diciembre, en locaciones aledañas, entre nuestros distantes hogares, terreno neutro, ni muy cerca de ti ni muy cerca de mí; el ángel de nuestra relación, nuestra admiradora número uno, estaba allí sonrojada y empalagada por el derroche de dulzura que siempre hemos manejado.

La primera vez que te llore, compartió leyenda con el beso, fue el beso porque lo dijo todo aunque nos enteráramos posteriormente de que sería nuestro último beso… la despedida transcurrió a paso continental, no quería soltar tu mano, y tú me sujetabas más fuerte; nos gritábamos tantas cosas con una fija mirada, pero entendimos que debíamos bifurcar en ese entonces.

En ese entonces partía a un viaje largo y variado, extraño para mi cotidianidad… En ese entonces tú te asentabas en una residencia por periodo extendido, extraño para tu cotidianidad…
Justo cuando mis ojos no alcanzaban a verte, unos 10 minutos después de despedirnos, decidí irme o más bien mi cuerpo se descongelo, tras el beso, tu mirada y nuestras manos deslizándose, caía el crepúsculo, la escena.

Camine meditabundo hasta la casa de unas amigas, antes acostumbrábamos reunirnos solo porque sí.
La primera vez que te llore en ese entonces, me senté entre ellos, pero no estaba con ellos, absorto en la maldita música de esas fechas, y mi racional atención a su lírica  solo podía pensar en ti, y decirme no me quiero ir de viaje… algo simplemente me sabia mal, te estaba amando con toda mi vida, en ese entonces, te podía amar una eternidad en ese entonces… pero así como algo en mi dijo voy a por ello, y fuimos el uno para el otro, algo en mi te lloro, la primera vez que te llore.  

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